La tarde del miércoles 25 de junio, se registraron graves incidentes dentro del Centro de Rehabilitación Social de Riobamba, donde una riña entre internos dejó como resultado a Noé Salcedo, hermano del polémico empresario Daniel Salcedo, con heridas de consideración. El hecho generó una fuerte movilización de fuerzas militares y policiales, ante la posibilidad de un nuevo brote de violencia en el sistema penitenciario del país.
Según fuentes oficiales, los disturbios se iniciaron poco antes de las 15:00, lo que activó inmediatamente protocolos de emergencia. Las autoridades desplegaron vehículos blindados y personal armado en los exteriores del centro penitenciario, ubicado al norte de Riobamba. Por medidas de seguridad, se cerró el tránsito en la avenida que conecta con la prisión y se restringió el paso a civiles.
Noé Salcedo, quien cumple una condena por delitos vinculados a redes de corrupción y lavado de activos, fue uno de los afectados en esta confrontación interna. Aunque hasta el momento no se ha emitido un parte médico oficial, se conoció que fue atendido por personal médico dentro de la prisión y su condición estaría fuera de peligro.
La presencia de Daniel Salcedo en este mismo centro penitenciario, luego de ser trasladado desde La Roca, ha elevado las alertas dentro del sistema carcelario. Su historial vinculado a escándalos de corrupción durante la pandemia y su estrecha relación con redes criminales ha generado preocupación entre los custodios y autoridades del SNAI (Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de Libertad y a Adolescentes Infractores).
Fuentes cercanas al centro penitenciario indicaron que la riña podría haber sido originada por tensiones entre grupos rivales al interior del pabellón donde se encuentra recluido Salcedo. Las investigaciones siguen su curso para determinar las causas precisas del altercado y si existieron intentos de atentado dirigidos específicamente a los hermanos Salcedo.
El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no han confirmado si se trató de un incidente espontáneo o si formó parte de una estrategia más amplia para desestabilizar el orden en la cárcel. Lo cierto es que la intervención oportuna evitó un desenlace más grave, como fugas o víctimas mortales.
Este nuevo episodio pone nuevamente en el foco la vulnerabilidad del sistema penitenciario ecuatoriano, que ha enfrentado en los últimos años más de una docena de crisis violentas. Las autoridades penitenciarias anunciaron una evaluación inmediata de los protocolos de seguridad y no se descartan nuevos traslados de internos considerados de alta peligrosidad.
