En la madrugada de este miércoles, un potente terremoto de magnitud 6,2 remeció Estambul y sus alrededores, generando alarma entre los habitantes de la ciudad más poblada de Turquía. El epicentro del movimiento telúrico se localizó en la falla geológica que atraviesa el mar de Mármara, una zona con histórico potencial sísmico.
De acuerdo con datos preliminares del Observatorio Kandilli y la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), el sismo ocurrió a una profundidad de aproximadamente 7 kilómetros frente a la costa de Silivri, al oeste de Estambul. Aunque el evento no causó víctimas ni daños materiales significativos, sí provocó evacuaciones preventivas y cortes de energía en algunos distritos.
El temblor se sintió con fuerza no solo en Estambul, sino también en ciudades como Tekirdağ, Bursa y Esmirna. Incluso fue percibido en países vecinos como Grecia y Bulgaria, donde tampoco se reportaron consecuencias mayores.
“El país está preparado para actuar ante cualquier escenario”, declaró el presidente Recep Tayyip Erdoğan, quien aseguró que se mantienen en contacto con los equipos de emergencia desplegados. Por su parte, el ministro del Interior, Ali Yerlikaya, pidió a la ciudadanía mantener la calma y estar atentos a los comunicados oficiales: “Nuestros equipos continúan las inspecciones en terreno. No se han registrado pérdidas humanas”, afirmó.
El temblor reactivó la preocupación de los expertos, quienes desde hace años advierten sobre el riesgo inminente de un terremoto de gran magnitud en la región de Estambul, asentada sobre la peligrosa Falla del Norte de Anatolia. Esta misma falla ha sido responsable de devastadores movimientos sísmicos a lo largo de la historia del país.
Recordemos que en 2023, Turquía vivió uno de los peores desastres naturales de su historia reciente, con más de 50.000 fallecidos tras un terremoto en el sureste del país. Aunque el evento de hoy no dejó víctimas, los especialistas instan a no bajar la guardia y seguir fortaleciendo las infraestructuras urbanas y los sistemas de alerta temprana.
La AFAD continuará monitoreando la actividad sísmica en la región, mientras los ciudadanos permanecen en estado de vigilancia. Las réplicas, aunque leves, se han seguido registrando durante las horas posteriores al evento principal.
