El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, ha expresado su firme oposición al acuerdo comercial que el actual gobierno de Daniel Noboa planea firmar con Canadá, anunciando la conclusión de las negociaciones este sábado. Correa, quien gobernó el país entre 2007 y 2017, manifestó su preocupación sobre las implicaciones que tendría este tratado de libre comercio, particularmente en relación con el sector minero.
En su crítica, Correa señala que el acuerdo favorece a las grandes empresas canadienses, especialmente las dedicadas a la minería, a quienes considera que se les otorgarán “muchos privilegios”. El exmandatario cree que este tratado permitirá que las compañías mineras extranjeras, en su mayoría canadienses, obtengan condiciones excepcionales para invertir en el sector minero de Ecuador, lo que podría generar una concentración de recursos y beneficios fuera del control del Estado ecuatoriano.
En particular, Correa ha resaltado que varios de los proyectos mineros más importantes en el país han sido concesionados a empresas canadienses, las cuales estarían en posición de aprovechar aún más este acuerdo para fortalecer sus inversiones en la explotación de recursos naturales, un tema que ya ha generado controversias en el pasado debido a las condiciones de los contratos firmados entre el Estado ecuatoriano y las compañías extranjeras.
El expresidente también advirtió que el acuerdo podría abrir las puertas a una mayor presencia de estas corporaciones en el país, lo que, según su perspectiva, beneficiaría a intereses externos en detrimento de las comunidades locales y los recursos nacionales. En este contexto, Correa hace un llamado a una revisión más exhaustiva de las implicaciones del tratado y a una defensa más fuerte de la soberanía económica del país.
Por su parte, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) ha mostrado su apoyo a la postura de Correa, señalando que este acuerdo podría tener efectos negativos para las comunidades indígenas, que históricamente han sido afectadas por las políticas extractivas en Ecuador. La Conaie ha expresado su preocupación de que el tratado no contemple suficientes medidas de protección para los pueblos indígenas ni garantice la sostenibilidad ambiental a largo plazo.
A pesar de estas críticas, el gobierno de Noboa defiende el acuerdo como una herramienta para fortalecer la economía ecuatoriana, mejorar las relaciones comerciales con Canadá y generar empleo en el país. Según el gobierno, el tratado tiene el potencial de diversificar las exportaciones y mejorar el acceso a mercados internacionales, lo que permitiría un impulso a varios sectores productivos nacionales, además de atraer inversiones extranjeras que ayudarían a dinamizar la economía.
Con el acuerdo a punto de ser firmado, las tensiones políticas en torno a su contenido y los sectores involucrados se intensifican. Mientras la oposición se concentra en los impactos que podría tener en las comunidades locales y el medio ambiente, el gobierno insiste en los beneficios que traerá al país en términos de crecimiento económico y desarrollo. El futuro del acuerdo dependerá de cómo se logren equilibrar los intereses nacionales con las exigencias de las empresas extranjeras y las preocupaciones de los sectores más vulnerables.