Guayaquil, Ecuador – En una respuesta contundente a la reciente escalada de violencia que ha sacudido al noroeste de Guayaquil, las Fuerzas Armadas han iniciado un despliegue masivo en el distrito Pascuales y Bastión Popular desde la madrugada de este miércoles, 11 de junio de 2025. La presencia de los uniformados del Ejército Ecuatoriano es notable y busca restablecer el orden y la seguridad en una de las zonas más golpeadas por el crimen organizado.
Desde poco antes de las 05:00, los servidores militares llegaron al bloque 6 de Bastión Popular, iniciando lo que se prevé sean intensas operaciones de control. Este sector, junto con el distrito Pascuales, ha sido foco de recientes masacres y ataques armados, evidenciando la urgente necesidad de una intervención militar para apoyar a la Policía Nacional.
De forma simultánea, las acciones de control se están realizando en otros bloques de Bastión Popular, así como en sectores estratégicos como Las Orquídeas y diversas áreas que corresponden al distrito Pascuales. Este despliegue abarcador sugiere una estrategia coordinada para tomar el control de amplias zonas que han sido escenarios de la disputa territorial entre bandas criminales.
El objetivo de esta militarización es claro: llevar a cabo operaciones Camex (Control de Armas, Municiones y Explosivos) y realizar allanamientos en puntos clave donde se presume operan las estructuras delictivas. La búsqueda de armamento ilegal, drogas y la captura de individuos vinculados a hechos violentos son las prioridades en este megaoperativo.
La decisión de desplegar masivamente a las Fuerzas Armadas en el noroeste de Guayaquil es una respuesta directa al alarmante incremento de asesinatos y la audacia con la que operan los grupos delictivos. La presencia militar busca disuadir a los criminales, proteger a la ciudadanía y proporcionar un ambiente más seguro para que la Policía Nacional pueda realizar su trabajo de investigación y captura.
La comunidad de Bastión Popular y Pascuales, que ha vivido bajo el miedo y la zozobra, recibe esta militarización con una mezcla de esperanza y cautela. La presencia de los uniformados genera una sensación de seguridad inmediata, pero la efectividad a largo plazo dependerá de la capacidad de las fuerzas del orden para desmantelar de forma permanente las bandas criminales que operan en la zona.
Este despliegue es un componente clave de la estrategia gubernamental para enfrentar el conflicto armado interno y retomar el control de los territorios dominados por el crimen organizado. La militarización de Pascuales y Bastión Popular es un paso firme hacia la recuperación de la paz y la tranquilidad en Guayaquil.