El movimiento indígena Pachakutik se perfila como el actor político decisivo para la conformación de la nueva mayoría legislativa en la Asamblea Nacional, cuyo período iniciará oficialmente este 14 de mayo de 2025. Con nueve escaños obtenidos en las elecciones del pasado 9 de febrero, su bancada se posiciona como una fuerza de equilibrio entre los bloques mayoritarios, sin definir aún su apoyo a una de las dos principales corrientes políticas en pugna.
Actualmente, tanto la bancada oficialista Acción Democrática Nacional (ADN), liderada por el presidente Daniel Noboa, como la bancada correísta Revolución Ciudadana (RC), cuentan con al menos 66 votos cada una. Sin embargo, para alcanzar el control del Parlamento, especialmente la presidencia de la Asamblea Nacional, se necesitan al menos 77 votos, es decir, once adhesiones adicionales que podrían provenir precisamente de Pachakutik.
Este panorama ha convertido a los legisladores del movimiento en una pieza clave —una verdadera “bisagra” política— en el ajedrez parlamentario. Las negociaciones de cara a la primera sesión de instalación están marcadas por la incertidumbre, ya que dentro de la propia bancada de Pachakutik existen diferencias sobre el camino a seguir en materia de alianzas. Mientras un sector aboga por mantener la independencia legislativa y negociar caso por caso, otro está abierto a establecer acuerdos más estructurados que garanticen participación institucional.
“Vamos a actuar con responsabilidad, pensando en los intereses de los pueblos y nacionalidades, pero también conscientes del momento político que vive el país”, habría señalado uno de los voceros del bloque, bajo condición de anonimato, en declaraciones a medios nacionales.
El papel que asuma Pachakutik será fundamental no solo para definir las autoridades del Legislativo, sino también para determinar el rumbo que tomará la agenda legislativa en temas sensibles como reformas económicas, seguridad, medioambiente y derechos colectivos.
Además, analistas políticos advierten que cualquier alianza que se establezca sin una visión de estabilidad podría replicar los problemas de fragmentación y bloqueos que han caracterizado a las últimas administraciones parlamentarias. Por ello, el rol de Pachakutik, tradicionalmente vinculado a causas sociales e indígenas, se torna aún más estratégico.
El 14 de mayo, día en que se instalará oficialmente la nueva Asamblea Nacional, se sabrá si esta fuerza política opta por consolidar una postura de mediación o si inclina la balanza hacia uno de los dos bloques en disputa por el control legislativo.
