El distrito de Nueva Prosperina ha vuelto a ser el epicentro de la violencia en la Zona 8, que incluye a Guayaquil, Durán y Samborondón. En las últimas 48 horas, se han registrado al menos cinco asesinatos, entre ellos dos adolescentes de 14 y 16 años, lo que ha encendido las alarmas en la comunidad y las autoridades.
Desde el inicio del 2025 hasta el 11 de mayo, el sector ha acumulado más de 320 muertes violentas, un número que refleja un preocupante incremento en comparación con el mismo período del año anterior, cuando se contabilizaron 99 homicidios.
Esta escalada en la violencia representa un aumento del 223% en muertes violentas, según datos oficiales de seguridad pública. Expertos en criminología y seguridad local señalan que esta cifra pone en evidencia la necesidad urgente de implementar estrategias efectivas para frenar la criminalidad en esta área.
Las autoridades han manifestado que, aunque se han reforzado los operativos de vigilancia y patrullaje, la compleja situación social y económica de la zona contribuye a que la violencia persista. «La presencia de pandillas y el acceso fácil a armas ilegales están alimentando este ciclo de violencia que afecta a la juventud y a toda la comunidad», explicó un vocero policial.
Entre las víctimas recientes, la muerte de los dos adolescentes ha generado conmoción entre los vecinos y familiares, quienes piden mayor protección y justicia. Las familias afectadas denuncian que la violencia limita la vida cotidiana y el desarrollo normal de los jóvenes en el sector.
Por su parte, organizaciones sociales y líderes comunitarios han insistido en la necesidad de un trabajo coordinado entre autoridades, comunidad y entidades de salud mental para atender las causas profundas que originan esta violencia, como la exclusión social, el desempleo y el consumo de drogas.
En resumen, el caso de Nueva Prosperina como zona con la tasa más alta de homicidios en la Zona 8 es un reflejo de un problema estructural que requiere atención inmediata y políticas públicas efectivas para garantizar la seguridad y el bienestar de sus habitantes.
