La historia de Ilia y el Papa Francisco: El rosario bendecido que marcó su infancia en Ecuador

POLÍTICA

Hace diez años, una niña ecuatoriana protagonizó un momento inesperado que marcó su vida para siempre. Ilia Herrera Andrango, hija del dirigente indígena Jorge Herrera, logró acercarse al papa Francisco durante su visita oficial a Ecuador en 2015. A sus apenas siete años, rompió el protocolo y entregó una carta al pontífice, recibiendo a cambio su bendición y un rosario que aún conserva como un tesoro familiar.

Hoy, mientras los restos de Jorge Mario Bergoglio descansan en la Basílica Santa María la Mayor en el Vaticano —desde el sábado 26 de abril de 2025—, Ilia recuerda con profunda emoción aquel día que transformó su percepción de la fe.

“Fue como un milagro. Nadie creía que pudiera acercarme, pero sucedió. Me bendijo y me entregó un rosario que hasta ahora conservo con mucho cariño”, rememora Ilia, ahora adolescente, con voz serena y emocionada.

Un encuentro inolvidable en Quito

Durante su visita a Ecuador, el papa Francisco fue recibido por miles de fieles en las calles de Quito. Ilia, acompañada por su familia, se encontraba entre la multitud cuando decidió hacer algo que parecía imposible: romper el cerco de seguridad para acercarse al líder de la Iglesia católica. Contra todo pronóstico, lo logró.

El momento fue captado por cámaras y quedó registrado en la memoria colectiva de quienes presenciaron la histórica visita del sumo pontífice. La carta que entregó Ilia, escrita con la ayuda de su padre, expresaba el deseo de paz y esperanza para los pueblos indígenas del país.

“Mi papá me ayudó a escribir la carta. Yo le dije al Papa que los niños también creemos en un mundo mejor. Fue una experiencia única”, explicó.

El legado espiritual del Papa en Ecuador

A una década de aquel encuentro, la figura del papa Francisco sigue siendo significativa para muchas familias ecuatorianas, especialmente aquellas que vieron en él un símbolo de humildad y conexión con los más necesitados.

Ilia asegura que el rosario no solo representa un recuerdo físico, sino también un compromiso con los valores que el pontífice predicó: compasión, justicia y fe. “Cada vez que lo veo, me acuerdo de que debemos cuidar al prójimo, como él nos enseñó”, concluye.

La muerte del papa Francisco ha conmovido al mundo católico, pero su mensaje sigue vivo en personas como Ilia, que guardan en su corazón el recuerdo de aquel encuentro que traspasó protocolos, fronteras y generaciones.

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