Familiar de migrante deportado desde EE.UU. pide justicia: ‘Mi hermano es un barbero, no un criminal

INTERNACIONAL

Francisco Javier García Casique, un joven barbero salvadoreño, ha sido deportado desde Estados Unidos a El Salvador, generando una gran controversia debido a las razones detrás de su deportación. La madre de Francisco, visiblemente angustiada, señaló que su hijo no tiene antecedentes penales y que su única «falta» serían sus tatuajes, una característica común en muchas culturas y que no debería ser motivo de discriminación o persecución. “No nos incluyan en el mismo saco del ‘Tren de Aragua’”, pide la madre, haciendo referencia a una organización criminal que ha sido objeto de atención mediática en la región.

La deportación de Francisco ocurrió a raíz de una serie de controles migratorios más estrictos en Estados Unidos, especialmente dirigidos a personas con antecedentes delictivos. Sin embargo, según la familia, Francisco no tiene relación alguna con actividades ilegales. La madre de Francisco enfatizó que su hijo ha trabajado de manera honesta como barbero durante años, ganándose la vida en un oficio que no tiene nada que ver con la delincuencia. Además, recalcó que los tatuajes de Francisco, lejos de ser una señal de criminalidad, son simplemente una forma de expresión personal, como ocurre con muchas personas en diversas partes del mundo.

En una entrevista, la madre destacó que los tatuajes de su hijo han sido una característica común en la cultura latinoamericana, donde miles de personas, incluidos artistas, músicos, y trabajadores, los llevan sin estar relacionados con actividades ilícitas. La mujer lamentó que su hijo haya sido etiquetado de manera injusta por su apariencia y pidió que no se lo vincule con grupos criminales solo por tener tatuajes. La familia teme que esta deportación injusta afecte gravemente la reputación y futuro de Francisco, ya que, aunque haya sido deportado, él no tiene ningún tipo de historial criminal que lo haga un peligro para la sociedad.

A través de este lamentable suceso, la familia de Francisco busca hacer un llamado a las autoridades para que las políticas migratorias no se basen en prejuicios, sino en una evaluación justa de cada caso. En particular, quieren que se ponga fin a las generalizaciones que estigmatizan a los migrantes latinos, especialmente aquellos que, como Francisco, solo buscan una oportunidad de trabajar y mejorar su vida.

Los casos como el de Francisco han alimentado un debate más amplio sobre la forma en que los Estados Unidos están manejando las deportaciones de migrantes latinos, especialmente aquellos que no tienen antecedentes criminales. Si bien algunos argumentan que la política migratoria debe ser más estricta, otros subrayan la importancia de no juzgar a las personas solo por su apariencia, como es el caso de los tatuajes de Francisco.

El incidente también pone de manifiesto la creciente preocupación por la criminalización de los inmigrantes latinos en Estados Unidos, especialmente aquellos que no pertenecen a grupos delictivos organizados. Las autoridades de inmigración han sido criticadas por deportar a personas que, como Francisco, son trabajadores honestos y no tienen ningún vínculo con el crimen organizado.

Este caso, junto con otros similares, resalta la necesidad de un enfoque más humano y comprensivo en las políticas migratorias, que reconozca la individualidad de cada migrante, en lugar de estigmatizarlos por su apariencia o sus antecedentes.

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