Tras la muerte del papa Francisco este lunes 21 de abril, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, se pronunció públicamente para expresar su pesar y rendir homenaje al líder espiritual de la Iglesia católica. El mensaje fue compartido a través de sus redes sociales en la mañana, acompañado de una imagen de su visita al Vaticano realizada el 13 de mayo de 2024, junto a su esposa, Lavinia Valbonesi.
“Hoy el mundo ha perdido a un líder espiritual que marcó nuestra era con su valentía de hacer las cosas diferentes, su sencillez y su fe. Desde Ecuador nos unimos en oración a toda la Iglesia y a los millones de fieles que hoy lloran la partida del papa Francisco”, escribió el mandatario ecuatoriano.
Francisco, cuyo nombre secular era Jorge Mario Bergoglio, falleció a los 88 años en su residencia en el Vaticano, poniendo fin a un papado que inició el 13 de marzo de 2013. Fue el primer pontífice latinoamericano en la historia de la Iglesia y un defensor incansable de los valores como la justicia social, la unidad entre pueblos, y el diálogo interreligioso.
Durante su pontificado, Francisco visitó varios países de América Latina y recibió en audiencia a diversos líderes mundiales, incluyendo al propio Noboa, quien destacó el encuentro como “un momento de reflexión y conexión espiritual”.
La publicación del presidente se enmarca en una jornada marcada por homenajes y mensajes de condolencias provenientes de todos los rincones del mundo. La figura del papa Francisco trascendió lo religioso y se consolidó como una voz activa en temas globales como el cambio climático, la migración, la pobreza, y la necesidad de construir una política basada en la solidaridad.
En Ecuador, el legado del pontífice argentino ha sido particularmente significativo. Durante su visita a Quito en julio de 2015, miles de fieles se congregaron en el parque Bicentenario para asistir a una misa campal en la que el papa hizo un llamado a la unidad y a rechazar la “mundanidad espiritual” que divide a las comunidades.
Con este mensaje de despedida, Noboa se suma al homenaje internacional al papa Francisco, destacando el impacto de su obra no solo en el ámbito religioso, sino también en el político, social y cultural.