El sospechoso detenido por el asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe confesó haber cometido el crimen, indicó un alto responsable de la policía de la región de Nara (oeste de Japón), escenario este viernes del drama.
«El sospechoso declaró tener rencor hacia cierta organización, y confesó haber cometido el crimen porque creía que (…) Abe estaba vinculado con ella», declaró este policía, que rehusó dar más detalles.
El histórico político nipón falleció tras ser tiroteado durante un acto electoral en plena calle, un atentado que ha conmocionado a Japón a dos días de celebrarse comicios parlamentarios parciales.
Abe, de 67 años y quien gobernó de 2012 hasta 2020 convirtiéndose en el mandatario más duradero del Japón democrático, fue alcanzado por los disparos ejecutados por un exmiembro de las tropas niponas.
El detenido por el atentado,Tetsuya Yamagami, es un hombre desempleado de 41 años y exmiembro de las Fuerzas Marítimas de Autodefensa (Ejército nipón), quien se encontraba «insatisfecho» con el exmandatario por lo que «se dirigió a matarlo».
Además, el hombre aseguró que utilizó un arma de fabricación casera.
«Es una afirmación del sospechoso, y hemos determinado que (el arma) es claramente de apariencia artesanal, aunque nuestro análisis está en curso», señaló a la prensa un policía de la región de Nara.
Un día antes.
Un día antes del ataque que acabó con su vida, Abe fue filmado por una ciudadana que le pidió que juntará su mano con la de ella para formar un corazón, un clásico gesto de cariño o aprecio que el ex primer ministro japonés no dudó en realizar.
Esta imagen, donde le aprecia alegre y caminando con algunos agentes de seguridad y con el candidato Shinsuke Suematsu en la prefectura de Hyogo, es una de las últimas en que se aprecia a Shinzo Abe sonriente, pese a la mascarilla.
El mismo Abe publicó un video en su cuenta de Twitter de cómo fue el encuentro ese día con varios seguidores suyos con quienes se saludó con breves golpes de puño.

Conmoción Internacional.
El asesinato ha sacudido a un país poco acostumbrado a los crímenes violentos y menos aún a los atentados contra políticos, y en donde se han multiplicado las reacciones de condena, las cuales también han llegado de mandatarios de todo el mundo.
El actual primer ministro japonés, Fumio Kishida, calificó el ataque de «acto de barbarie» en un momento en que el país afronta unas elecciones, y afirmó visiblemente emocionado que «nunca se podrá perdonar», en una primera comparecencia ante los medios cuando Abe se encontraba aún hospitalizado.
«He sido ministro dentro de su Gabinete y al mismo tiempo, era buen amigo mío con quien he compartido mucho tiempo. Él amaba este país y siempre tenía una visión para su futuro», dijo Kishida.
Los presidentes de las instituciones de la Unión Europea (UE) expresaron asimismo su «conmoción» y «tristeza» por el «brutal» atentado, mientras que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró sentirse «profundamente entristecido» por el «atroz asesinato».
Estados Unidos, principal socio de Japón, valoró a Abe como un «destacado líder y un inquebrantable aliado», a través de su embajador en la capital nipona, Rahm Emanuel, mientras que otros países con los que Tokio no mantiene sus mejores relaciones, como China, Rusia y Corea del Sur, también enviaron sus condolencias.