Cada vez que le dices «gracias» a ChatGPT, estás generando un pequeño gasto. Y si creías que los buenos modales eran gratuitos, es momento de replantearlo. En el mundo de la inteligencia artificial, hasta la cortesía tiene un coste… y no es precisamente bajo.
En un entorno digital en el que los memes circulan sin parar, uno se ha vuelto especialmente popular: un hombre es salvado por un robot porque “siempre decía gracias”. Aunque parezca una simple broma futurista, la realidad es que ese gesto tiene implicaciones muy reales en el presente.
La IA no es mágica: requiere energía, servidores y millones de dólares
Los grandes modelos de lenguaje, como los que utiliza OpenAI con ChatGPT, no se ejecutan por arte de magia. Detrás hay centros de datos gigantescos con GPUs de alto rendimiento —como las H100 de NVIDIA— que consumen cantidades colosales de electricidad. La inferencia, ese proceso mediante el cual una IA genera respuestas, es una tarea pesada en términos computacionales.
Además del consumo energético, mantener estas infraestructuras implica inversiones multimillonarias en refrigeración, mantenimiento y recursos hídricos. Muchos centros usan grandes volúmenes de agua para enfriar los sistemas, ya que procesar datos a esa escala genera mucho calor.
¿Qué tan caro puede ser decir «gracias»?
La pregunta surgió en redes sociales: ¿cuánto dinero pierde OpenAI por la cortesía innecesaria de millones de usuarios? Sam Altman, CEO de OpenAI, no dudó en responder: “Decenas de millones de dólares bien gastados”. No se refería a una sola interacción, claro está, sino al coste acumulado de millones de peticiones cargadas de amabilidad.
Cada palabra extra que escribimos, por mínima que parezca, activa procesos complejos que requieren energía y capacidad de cómputo. Aunque suene exagerado, decir «por favor» tiene un impacto medible cuando lo hacen millones de personas todos los días.
¿Ser amable mejora las respuestas de la IA?
Un estudio reciente titulado “Should We Respect LLMs? A Cross-Linguistic Study of Prompt Politeness in Academic Performance” analizó si la cortesía influye en el rendimiento de los modelos de lenguaje. La conclusión fue clara: los mensajes descorteses tienden a generar peores resultados, aunque el exceso de cortesía tampoco garantiza una mejora significativa.
Lo interesante es que los modelos como ChatGPT se adaptan al tono del usuario. Esto significa que, si mantenemos una interacción respetuosa, la IA probablemente responda de la misma forma, haciendo la conversación más fluida, coherente y humana.
¿Vale la pena ser amable con una IA?
Aunque el gasto sea elevado, OpenAI considera que fomentar una cultura de respeto digital es una inversión que vale la pena. En palabras de Altman, esos millones están “bien gastados”, lo que subraya la importancia de crear una relación más empática entre humanos y máquinas, incluso en el terreno puramente técnico.