La posible caída del líder supremo de Irán, Alí Jamenei, genera una creciente preocupación en Europa. Gobiernos occidentales temen que un colapso del régimen islámico tenga consecuencias tan graves como las provocadas por la invasión de Irak en 2003.
Analistas advierten que un cambio abrupto de liderazgo sin una transición bien organizada podría sumir a Irán en una crisis interna profunda, con riesgo de guerra civil o desintegración del Estado. Las tensiones étnicas —entre kurdos, árabes y baluchis— podrían intensificarse en ausencia de un poder central fuerte.
Durante la última cumbre del G7, el presidente francés Emmanuel Macron alertó que una transición sin una hoja de ruta clara podría replicar el caos que siguió a la caída de regímenes como el de Gadafi en Libia o Saddam Hussein en Irak. Alemania, por su parte, también considera que el cambio es inevitable, pero reconoce que la oposición iraní aún no tiene una estructura lo suficientemente sólida para tomar el control si el régimen colapsa.
Mientras tanto, la poderosa Guardia Revolucionaria mantiene el control institucional y militar del país. Algunos expertos creen que este cuerpo de élite podría promover un golpe interno para evitar una fragmentación total del poder, lo que lo posiciona como un actor clave en la eventual sucesión.
En cuanto a posibles sucesores, se mencionan varios nombres:
- Mojtaba Jamenei, hijo del actual líder supremo. Tiene influencia y recursos, pero carece de legitimidad religiosa y enfrenta fuerte resistencia por su cercanía al poder hereditario.
- Altos mandos militares como Hossein Salami (jefe de la Guardia Revolucionaria) o Esmail Qaani (líder de la Fuerza Quds) también son considerados figuras con capacidad para asumir el mando en una etapa de emergencia.
- Ebrahim Raisi, expresidente, era uno de los favoritos hasta su fallecimiento en 2024 en un accidente de helicóptero.
- Reza Pahlavi, hijo del último sha de Irán, ha ganado notoriedad en el exilio como líder opositor pro-democrático, aunque su falta de base interna y sus vínculos con Occidente limitan su viabilidad.
De acuerdo con la constitución iraní, el sucesor oficial de Jamenei debería ser elegido por la Asamblea de Expertos, un organismo conservador con fuertes lazos con la élite militar y religiosa del país. Sin embargo, se cree que ya existe un candidato designado, aunque su identidad se mantiene en secreto.
En Europa, el temor central no es tanto quién será el próximo líder, sino qué tipo de Irán surgirá después. Un vacío de poder en un país estratégico, con capacidad militar significativa y un conflicto regional activo, podría desencadenar nuevas oleadas migratorias, tensiones en el mercado energético y desestabilización en Oriente Medio.