El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha declarado que atraviesa su «mejor momento político», luego de ser proclamado como ganador de las recientes elecciones presidenciales por el Consejo Nacional Electoral (CNE), un organismo controlado por el oficialismo. La declaración ha generado una fuerte ola de reacciones, tanto dentro como fuera del país, especialmente por la falta de transparencia en los resultados y el contexto autoritario en que se desarrolló el proceso.
“Estamos en nuestro mejor momento político y de conciencia revolucionaria”, expresó Maduro en un discurso televisado, aludiendo al respaldo que dice recibir de las bases del chavismo. Sin embargo, la proclamación ha sido cuestionada debido a que el CNE aún no ha presentado el desglose detallado de los votos, alimentando dudas sobre la legitimidad del proceso.
Elecciones sin transparencia y con amplia crítica internacional
Diversos sectores de la oposición y organismos internacionales han denunciado irregularidades en los comicios, entre ellas, la inhabilitación de candidatos opositores, control del aparato electoral por parte del chavismo y la ausencia de una observación internacional independiente.
La Unión Europea, la OEA y varios gobiernos de América Latina y Europa han manifestado su preocupación por lo que consideran un proceso “carente de garantías democráticas”. Mientras tanto, el oficialismo insiste en que se trató de una “victoria popular” frente a lo que califican como “una campaña de descrédito internacional”.
A pesar de la proclamación, muchos venezolanos siguen sin conocer con exactitud los resultados por estado, municipio o parroquia, lo que refuerza el clima de desconfianza electoral en el país.
Maduro se fortalece internamente mientras enfrenta aislamiento externo
Para el chavismo, el triunfo de Maduro representa una reafirmación de su poder, especialmente de cara al año 2025, cuando se prevé una nueva configuración geopolítica en la región. Sin embargo, los analistas advierten que el mandatario se enfrenta a un creciente aislamiento internacional y a nuevas sanciones si no da señales claras de apertura democrática.
Por ahora, el mandatario busca consolidar el respaldo de sus aliados regionales, mientras la oposición, debilitada y fragmentada, aún no define una estrategia unificada frente a la nueva etapa del oficialismo.