Desde este lunes 16 de mayo, los franceses ya pueden quitarse las mascarillas en los metros, buses y trenes por primera vez desde el inicio de la pandemia en 2020. Esta decisión marca el final de una de las últimas mayores restricciones anticovid en Francia. Un alivio para unos, que ya deseaban esta medida desde hace semanas, y un riesgo para otros, todavía escépticos sobre el fin de esta protección en los transportes masivos.
La Dirección General de Salud (DGS), que depende directamente del ministerio, anunció la semana pasada su decisión: “A partir del 16 de mayo de 2022, de poner fin a la obligación de llevar mascarilla en el transporte público». Hasta ahora, el uso de mascarilla era obligatorio en metros, buses, trenes, aviones y taxis.
Esta decisión se tomó tras una serie de flexibilizaciones de las restricciones sanitarias tras el pico de la quinta ola del Covid-19 en Francia, a finales de enero.
Sin embargo, para las personas más expuestas al covid-19, los ancianos, los inmunodeprimidos o las personas con comorbilidades, se sigue recomendando vivamente el uso de una mascarilla. Esta decisión no deja de ser preocupante para ellos.
Las discotecas reabrieron desde el 16 de febrero y la mascarilla ya no es obligatoria en lugares cerrados previa presentación del certificado de vacunación desde el 2 de febrero. Además, el conocido como «pasaporte Covid» se suspendió el 14 de marzo al mismo tiempo que la reducción del teletrabajo y el fin de la mascarilla en comercios y colegios.

Reacciones de los ciudadanos.
En la estación de trenes Gare de Lyón de París, Carmen lleva su mascarilla a la mano: «Ya no es obligatorio portar la mascarilla, pero de todos modos hay que protegerse. Yo, personalmente, pienso seguir usándola».
Para muchos franceses, esta noticia es un gran alivio. Jaceula Madimba, una parisina de 26 años comentó a la agencia AFP que se siente «libre». “Porque con las mascarillas no era fácil respirar bien, así que espero que siga así por mucho tiempo”.
Sylvie, una parisina, ha puesto en práctica sus propias medidas de prevención: «Yo evito tomar los transportes públicos en las horas de mayor afluencia. Soy un adulto mayor. Me cuido mucho. En los trenes y en los metros, cuando no hay muchos pasajeros, no me la pongo. Estoy fastidiada de la mascarilla. Ya casi no la soporto. Pero cuando estoy en un lugar con mucha gente, ahí sí la saco y me la pongo. Prefiero».
El viernes 13 de mayo se registraron 32.773 casos nuevos en Francia y las reinfecciones van en aumento. Las nuevas subvariantes de Ómicron son más transmisibles.
Hoy, en Francia la mascarilla sigue siendo obligatoria en los establecimientos sanitarios y médico-sociales (hospitales, farmacias, centros de salud, laboratorios de biología médica, residencias de ancianos, residencias de ancianos, etc.), al igual que en instalaciones sanitarias.