En redes sociales abundan los memes sobre el infiel que lamenta su ruptura secreta, pero no puede mostrar tristeza porque su pareja oficial “no lo entendería”. Aunque se trate de una broma recurrente, detrás de esa situación hay una realidad compleja que pocos se atreven a hablar: el duelo por la pérdida de un amante.
La psicología lo define como un duelo prohibido, un proceso emocional no reconocido socialmente que genera culpa, abstinencia y riesgo de recaída. La ruptura con una persona con la que se mantuvo una relación paralela puede causar síntomas similares a los de una adicción, advierten los especialistas.
El impacto cerebral de la infidelidad
El psicólogo y sexólogo Rodolfo Rodríguez (@romaec) explica que durante una relación extramarital el cerebro libera una potente combinación de neurotransmisores: dopamina, endorfina, serotonina y oxitocina. En los hombres, comenta, suele predominar la adrenalina ligada al riesgo y a la sensación de “poder salirse con la suya”.
Cuando la relación termina, el organismo experimenta una abstinencia emocional y química, similar a la que se da al interrumpir una adicción. “Pierden ese hábito de verse a escondidas o de satisfacer necesidades y fantasías no cubiertas por su pareja oficial. No lo justifico, pero esa es la narrativa más frecuente del infiel”, explica Rodríguez.
En relaciones prolongadas o dobles vidas, añade, el impacto es más profundo: “Aparecen disfunciones sexuales como la falta de erección, eyaculación precoz o la anorgasmia en mujeres. El cuerpo refleja el conflicto emocional”.
La raíz del duelo y los tipos de infidelidad
La psicóloga clínica y terapeuta sexual Grecia Valarezo (@terapiasexandlove) señala que para tratar este tipo de pérdida se debe analizar el contexto. “Algunos terminan la relación por descubrimiento, otros porque desean salvar su matrimonio o simplemente porque no quieren seguir traicionando. Todos los casos comparten un sentimiento de culpa”, comenta.
Valarezo explica que existen distintos tipos de infidelidad:
- Situacional, cuando ocurre de manera puntual sin intención previa.
- Habitual, cuando se buscan espacios para repetir el acto.
- Estructurada, de raíz más patológica, vinculada a trastornos de personalidad y conductas de riesgo.
También menciona la infidelidad romántica, donde se construye un vínculo afectivo y de vida más allá del deseo físico.
Cerrar ciclos y aceptar la pérdida
Superar la ruptura con un amante exige honestidad y reflexión, enfatiza Valarezo. “Debes cuestionarte qué sentías realmente, qué te aportaba esa persona y qué circunstancias te llevaron a ser infiel”, señala.
Rodríguez advierte que en la era digital el duelo es más difícil, pues las redes sociales permiten seguir rastreando a la expareja. “Esa vigilancia constante prolonga el dolor y puede convertirse en acoso online”, dice.
Por ello, recomienda un proceso terapéutico estructurado, que ayude a “desintoxicarse” emocionalmente. “El tratamiento busca restablecer el equilibrio psicológico, prevenir recaídas o disfunciones sexuales y evitar la obsesión digital”, afirma.
El papel de la terapia de pareja
Cuando la infidelidad se descubre, es común acudir a terapia. Sin embargo, Valarezo aclara que “la terapia de pareja no garantiza continuar juntos. A veces une, a veces separa”. En muchos casos, los implicados descubren que no pueden vivir con lo ocurrido, mientras otros logran reestructurar su relación.
Rodríguez añade que toda relación necesita un elemento clave: tiempo. “El amor, la amistad y la confianza dependen de los neurotransmisores que fortalecen el vínculo. Sin tiempo, ningún lazo emocional se consolida”, concluye.
Reconocer el duelo, buscar ayuda profesional y asumir la responsabilidad emocional son pasos necesarios para sanar. Como recordaba Gustavo Cerati en su canción Adiós: poder decir adiós es crecer.
