Durante los últimos meses, varios países de Sudamérica han enfrentado olas de frío intensas, caracterizadas por descensos abruptos de temperatura que alcanzaron niveles históricos.
Una ola de frío es un fenómeno meteorológico que implica una caída pronunciada y sostenida de las temperaturas. Estos eventos suelen estar acompañados por la llegada de masas de aire polar, tormentas de hielo y ventiscas, lo que genera consecuencias en la salud pública, los cultivos, la infraestructura y los servicios básicos.
Las zonas más vulnerables incluyen provincias de Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay, Brasil y Perú, según informes científicos. En la cordillera de los Andes se han registrado temperaturas extremas, con marcas como los –38 °C en Coyhaique Alto, Chile, en 2002, considerada la cifra más baja del continente.
En el sur de Brasil, en regiones elevadas como Santa Catarina, se han reportado mínimas cercanas a –10 °C durante olas invernales poco comunes. Por su parte, Argentina experimentó temperaturas bajo –30 °C en la Patagonia, específicamente en Sarmiento, Chubut, donde se llegó a –32,8 °C en 1907.
Un caso emblemático fue el invierno de 2021, cuando una ola de frío afectó Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú y Chile, con temperaturas hasta 10 °C por debajo del promedio estacional. Este evento también provocó nevadas en regiones poco habituales como el Amazonas oriental y zonas centrales de Brasil. El impacto en la agricultura fue considerable, con una reducción del 30 % en la producción de café, y lamentablemente, se reportaron al menos 13 muertes por hipotermia en personas en situación de calle en São Paulo.
Los efectos de estas olas de frío son variados:
- En salud pública, se incrementan los casos de hipotermia, gripe y otras enfermedades respiratorias.
- En agricultura, las bajas temperaturas dañan cultivos sensibles como café, uva, caña de azúcar y hortalizas.
- En infraestructura, las heladas afectan carreteras, el suministro energético y las redes de transporte.
- En la sociedad, las poblaciones vulnerables, especialmente en zonas de alta montaña, enfrentan un riesgo elevado.
Estas olas de frío se originan por la interacción de masas de aire polar que avanzan desde la Antártida hacia zonas continentales, influenciadas por fenómenos climáticos como El Niño, La Niña y alteraciones en la corriente en chorro, según expertos meteorológicos.
Frente a estos fenómenos extremos, los gobiernos han emitido alertas en países como Chile, Argentina y Uruguay. En Chile, por ejemplo, se activó un código azul y se habilitaron albergues para proteger a las personas sin hogar, además de reforzar los servicios de emergencia, aunque también se reportaron cortes de energía en zonas centrales.
