Donald Trump, el actual presidente de los Estados Unidos, hará historia al asistir al Super Bowl este domingo 9 de febrero, convirtiéndose en el primer mandatario en funciones en ser parte de este evento deportivo de relevancia mundial. A pesar de su relación fluctuante con la National Football League (NFL), Trump parece decidido a cambiar la percepción pública que ha generado en torno a la liga profesional de fútbol americano.
La decisión de Trump de acudir al Super Bowl tiene un fuerte componente político, aunque también se asocia con su amor por el deporte. De acuerdo con Amy Bass, profesora de estudios deportivos en la Universidad de Manhattanville, la asistencia del presidente al Super Bowl no es solo un acto de afición, sino también una clara estrategia política. “Aunque vaya porque le encanta el fútbol, es un gesto político porque, como presidente de Estados Unidos, todo lo que hace es político”, explica Bass, destacando que la presencia de Trump en un evento de tal magnitud no es una simple muestra de apoyo al deporte, sino un mensaje que responde a sus propios intereses políticos.
Trump ha mantenido una relación volátil con la NFL en los últimos años, marcada por tensiones y desacuerdos, especialmente en torno a las protestas de jugadores durante el himno nacional, lo que generó fricciones tanto con la liga como con los fanáticos. No obstante, su presencia en el Super Bowl podría interpretarse como un intento de suavizar esta imagen y recuperar el apoyo de ciertos sectores del público.
La figura de Trump siempre ha sido polémica, y su participación en el Super Bowl será observada de cerca por analistas políticos y aficionados al deporte, quienes analizarán las implicaciones de su gesto. La asistencia al Super Bowl no solo será un momento histórico, sino también un punto de inflexión en la relación del presidente con el mundo del deporte profesional, al menos en lo que respecta a la NFL.
El Super Bowl, que este año promete ser uno de los eventos más destacados, contará con la presencia de figuras influyentes como Trump, lo que aumenta aún más la expectación en torno a la cita deportiva. Sin lugar a dudas, su participación en el evento resalta la importancia de los encuentros deportivos en la política de Estados Unidos, donde las decisiones de los líderes pueden tener repercusiones más allá de los terrenos de juego.

