Caos Nocturno en Guayaquil: Congestión y Robos Aumentan Durante los Apagones

GUAYAQUIL

La situación en Guayaquil se complica cada vez más durante las noches, donde la combinación de congestión vehicular y apagones genera un ambiente de incertidumbre y temor entre los ciudadanos. Las avenidas de las Américas y Quito son especialmente afectadas durante las horas pico nocturnas, coincidiendo con los cortes de energía que se han vuelto habituales.

Diana Cedillo, una usuaria diaria de transporte público, comparte su experiencia: «Las luces de los vehículos son las que guían mi camino durante los apagones». Cedillo camina por la avenida 9 de Octubre hasta llegar a la intersección con la calle Rumichaca para tomar su bus. En los últimos días, ha optado por acompañarse de otros transeúntes para mayor seguridad. Antes de los apagones, esta zona ya presentaba un ambiente desolado, pero ahora, la falta de luz y vigilancia ha incrementado la inquietud entre los peatones.

Después de las 18:00, la avenida se llena de personas que, con sus celulares encendidos, buscan iluminar su camino y evitar vehículos que circulan sin luces, así como los peligrosos baches en las aceras. «La noche cada vez se vuelve más caótica. Uno debe buscar la manera de moverse y llegar a casa», señala Cedillo, quien recientemente se lastimó al tropezar con un bache en la misma avenida.

El tráfico nocturno también ha empeorado. Para llegar a su hogar en Urdenor, Cedillo ahora enfrenta una congestión significativa, y el trayecto que solía tomar una hora se ha extendido a más de dos. Al caer la tarde, el movimiento comercial en la 9 de Octubre se detiene, y los locales comienzan a cerrar, aumentando el caos en las calles.

Carlos Pólit, un conductor habitual de la avenida Quito, observa que la falta de presencia de agentes de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) agrava la situación. A pesar de que el Municipio ha desplegado más de 200 agentes en puntos críticos, Pólit asegura que la visibilidad de estos uniformados es escasa, lo que contribuye a la desorganización en el tráfico. «Los conductores se lanzan y el que cruza es el más astuto. Además, hay miedo porque uno no sabe qué puede pasar en la oscuridad», añade.

La congestión no se limita a las avenidas principales. Intersecciones como Luque y Boyacá, y Clemente Ballén y Lorenzo de Garaycoa también experimentan un intenso tráfico. En algunos puntos, los buses de la Metrovía no pueden detenerse adecuadamente, lo que complica aún más la situación para los pasajeros. Marianela Pizarro, quien espera su bus en la calle 6 de Marzo, menciona: «Todo es un problema y no hay cómo solucionarlo».

Conductores describen la avenida de las Américas y la Carlos Julio Arosemena como un “cuello de botella” que atrapa a los vehículos durante largos períodos. Esta vía conecta directamente el tráfico del centro y del sur hacia el norte y el oeste de la ciudad, y es una de las pocas conexiones disponibles.

Paula Torres, otra conductora afectada, señala: «Podemos quedar atrapados hasta una hora en un tramo que normalmente se recorre en 10 o 15 minutos». Además, expresa su preocupación por la falta de vigilancia, ya que rara vez ve agentes patrullando en las zonas más problemáticas.

Los ciudadanos hacen un llamado a las autoridades para que mejoren la coordinación entre los agentes de tránsito, los municipales y la Policía, especialmente durante los apagones y en las áreas de mayor demanda vehicular. La sensación de inseguridad y caos nocturno continúa creciendo en la ciudad, y los ciudadanos exigen soluciones urgentes.

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